Vivi pregunta
Viviana tiene cuatro años y en verano le gusta mucho ir a la playa del río. El domingo pasado, sus papás decidieron
llevarla. Ella les pidió que invitasen también a Ramón, su amiguito y vecino, que recién cumplió los dos años.
Entonces, fueron todos a la playa.Cuando llegaron, como hacía mucho calor, Vivi y Ramón se morían de ganas de entrar al agua… Y Ramón no pudo esperar, se sacó rápidamente la remera; después, el pantalón; luego, las ojotas, y ¡también el traje de baño! Entonces, Vivi le preguntó con sorpresa:
—Ramón, ¿qué estás haciendo?
—Voy al agua —respondió Ramón como pudo, con su lenguaje de dos añitos.
—Pero... ¡te sacaste todo!
Entonces, la mamá de Vivi se acercó e intervino en la conversación:
—Ramón, el traje de baño es para meterse en el agua y cubrir tus partes íntimas. Ramón, no le hizo mucho caso y se fue corriendo al agua, pero Vivi se quedó pensando y quiso saber:
—Mami, ¿qué son las partes íntimas?
Los secretos
El regalo sorpresaHéctor estaba muy contento preparándole un regalo sorpresa a su amigo Damián, que cumplía cinco años.
Había buscado muchas ramitas y hojas de los árboles para hacerle un collage. Cuando estaba armándolo, entró su amigo Guille y le preguntó qué estaba haciendo. Héctor le dijo que estaba preparando el regalo sorpresa para Dami y que, entonces, le pedía que por favor no se lo contara. Cuando Damián pasó por el cuarto donde estaban sus amigos, preguntó qué estaban haciendo.Héctor le dijo que estaba haciendo un dibujo para su mamá.Guille tuvo ganas de contar lo del regalo, pero no lo hizo. A la tarde, fueron todos a la fiesta de cumpleaños de Damián. Cuando llegaron, Héctor le dio el regalo sorpresa a su amigo y Dami le dijo:
—¡Ah! ¡Eso era lo que estabas haciendo hoy! Gracias, Héctor, qué linda sorpresa.
Un secreto para abrir la boca bien grande y contarlo
Darío se encuentra muy callado y triste. En la sala, le preguntan qué le pasa y no quiere hablar. Luego, cuando salen del Jardín, la mamá le pregunta qué le pasa y él le dice que no puede decirle porque su tío le dijo que no podía contárselo a nadie, porque era un secreto que tenían entre ellos. Además, le dijo que, si lo hacía, él no lo invitaría más a su casa a ver películas.Entonces, la mamá le preguntó a Darío cuál era el secreto.Con mucho miedo, Darío le contó que, cuando va a la casa de su tío Tomi, que tiene 30 años, aquel lo hace ver películas de grandes, de esas en que pasan cosas de grandes y que la mamá no le deja ver.
—A mí no me gustan —dice Darío—, pero el tío me dice que son cosas de hombres y que debo mirarlas y no contarte nada. A mí me gusta ir a su casa porque también vemos otras pelis que me gustan, como otras de dibujitos.
La mamá le dijo a Darío que hacía muy bien en contarle ese secreto. Que esos secretos no deben guardarse y siempre deben contarse a ella o al papá. Le dijo:
—Darío,nunca tenés que guardar en secreto cosas que te hagan sentir mal o confundido,como esa que me contaste. Ninguna persona, grande o chica, puede pedirte que guardes en secreto cosas que te hagan sentir mal o confundido. Esos no son secretos para guardar, son secretos para contar.
La mamá lo abrazó y le dijo:
—¡Gracias, Dari, por confiar en mí!
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